martes, 22 de abril de 2014

TAPIZAN DE ALFOMBRAS ALPATLÁHUAC

Participan en vía crucis miles de personas

Por: Miguel Olvera Caballero


Alpatláhuac, Ver.- La banda de San Miguel Arcángel toca música fúnebre. Al centro de las calles, sobre las alfombras de aserrín, avanza el nazareno, acompañado de cientos de personas que participan en el vía crucis de Viernes Santo.

Amanece en Alpatláhuac y todavía hay feligreses que dan los últimos retoques a los tapetes. En Atiopa, el presbítero y grupo de liturgia ya esperan a quienes participarán en el vía crucis. Los acólitos corren rumbo a la capilla mientras la neblina se estanca en el pueblo.

“Perdona a tu pueblo señor, perdona a tu pueblo, perdónale señor” canta a una sola voz la gente de Alpatláhuac. Más de uno se adelanta para tomas fotografías de las alfombras, que este año superaron los 3 kilómetros de longitud.

Los tapetes se extienden hasta donde se puede ver. El olor a aserrín se mezcla con el aire. En varios puntos es evidente la humedad de la lluvia ligera que cayó en la madrugada. La música de la banda de viento revela tristeza, la pena que embarga a quienes acompañan al Nazareno en su camino al Gólgota.

Apenas son nueve y media y tiembla en Alpatláhuac, lo que muchos atribuyen al descontento mismo de la naturaleza por la muerte inminente del salvador. Las filas cerca del medio día no terminan. A pesar de su número, ahora no pisan los tapetes, respetan el trabajo hecho por otros y lo que representa.

Una a una se recorren las 14 estaciones del vía crucis, donde se pide por el padre, la madre, porque haya más seguridad. Las personas mayores se abren paso entre la gente, quieren estar cerca del salvador, acompañarlo camino al calvario.

En el suelo se aprecia la silueta de Jesucristo, hecha a base de aserrín pintado de varios colores. En varias casas queda la evidencia de una labor que duró varias horas. Costales de colores, tablas de madera con la forma de flores, arcos, círculos.

El vía crucis inicia con la condena de Jesús a muerte, al centro se ubica Cristo cargando la cruz, que es llevado en andas por varios ministros. En la octava estación, se unen los dos vía crucis, los fieles se ubican de nuevo a los costados y el salvador vuelve al frente de la procesión, atrás María su madre, María Magdalena.

La decima estación le corresponde a la parroquia de Santa María Magdalena, donde crucifican al señor. La banda toca redobles silenciosos. Al finalizar el día, Jesucristo ha sido clavado a la cruz. Los asistentes se retiran a sus hogares.

Por la noche, el pueblo acompaña a María en su dolor por haber perdido a su hijo, a quien se lleva a sepultar. A los habitantes de Alpatláhuac les queda admirar los tapetes de aserrín y arena pintada.

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